Habéis tomado posesión de mi corazón forzándome a vagar errante por los valles. Devolvédmelo, por favor, que sin él no sé lo que es el reposo. Soy un expatriado solitario, y por vuestra culpa mi soledad se alarga aún más. —Ḥallāǧ— *Traducción de Halil Bárcena. Tomado de: Ḥallāǧ, Dīwān, p. 347.
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Avicena II
Abū ‘Alî hosayn ibn ‘Abdillah Ibn Sînâ nació en Afshana, en las cercanías de Bujara, en el mes de safar de 370, agosto de 980 (cuando algunas de sus obras fueron traducidas al latín, en el siglo XII, la pronunciación española de su nombre, «Aben» o «Aven Sina», condujo a la forma Avicena con laSigue leyendo «Avicena II»
La cásida del alma
Plateada paloma del cielo desprendida, casta y pura, velada para toda mirada, más en sí transparente y liberada de todo velo; a su pesar unida a tu vida. La partida acaso malqueriendo, desgraciada se siente. Vivía recatada, de nadie compañera; mora en tu compañía las ruinas y el desierto. Olvidada carece del calor del hogar,Sigue leyendo «La cásida del alma»
Los Dos amores
Te amo con dos amores: un amor que viene del deseo y el otro porque eres digno de él. El amor del deseo me hace recordarte y me aparta de aquellos que no son tú. Y aquél que es por causa tuya te despoja de los velos hasta el punto en que te veo. YSigue leyendo «Los Dos amores»
Una luna entre estrellas
Fuimos como estrellas de una noche y en medio de ellas había una luna que aclaraba la oscuridad ya que el amor entre nosotros era la luna. ¡Oh Sajr! No confiaría en la gente de no ser porque entre ellos has sido tenido en estima. Así que vete, digno de agradecimiento por lo que haSigue leyendo «Una luna entre estrellas»
Este es el amor
Este es el amor, y no es fácil pon a salvo tu corazón. Pues quien está envuelto en él no lo eligió aún teniendo la capacidad de reflexionar. Y vive libre de él, pues la tranquilidad del amor es cansancio, su inicio es enfermedad y su final es muerte. Pero yo sé que morir enSigue leyendo «Este es el amor»
Poema 123
Matadme, ¡oh, mis fieles amigos!, que en mi muerte está mi vida. Mi muerte es vivir; y mi vida, morir. La abolición de mi ser es para mí el don más generoso; permanecer en mi condición humana, la ofensa más repugnante. Mi espíritu detesta tener que vivir entre todas estas ruinas. Matadme, pues, y quemadmeSigue leyendo «Poema 123»
Poema 2
¿Cuál es el camino por el que llegué? Yo regresaría, pues esto no me gusta. La ausencia por un momento del sendero del Amado es ilícita de acuerdo con la doctrina de los amantes. Sólo que en toda la ciudad hubiera alguien —por Alá, una señal sería suficiente. ¿Cómo escapará el pinzón? Pues ni siquieraSigue leyendo «Poema 2»
Jamriyya
Evocando con vino al Amado, bebimos hasta embriagarnos cuando aún la viña estaba por crear. De la copa, luna llena que, cual sol, el creciente circunda… ¡Cuán copiosas surgen en su unión las estrellas! Mas, si no fuese por lo intenso de su perfume, a su taberna no me hubiera encaminado, y si no fueseSigue leyendo «Jamriyya»
Avicena III
Avicena, el Jeque Supremo, Abū ‘Alī al-Ḥusayn ibn ‘Abd Allāh ibn al-Ḥasan ibn ‘Alī ibn Sīnā (370-428 de la hégira/980-1037 d.C.), fue, en verdad, un maestro fundamental: jeque, por ser el maestro consagrado de una tendencia filosófica, y fundamental, por constituir el eje vertebrador de todo el pensamiento filosófico del oriente islámico de su épocaSigue leyendo «Avicena III»