Ven a la alegría

Muéstrame tu rostro y dime: «Haz el sacrificio de tu vida». Dime: «Enciende con tu alma la antorcha en que se quemará la mariposa amorosa de la llama». «¡Toca el arpa; sé feliz! Si te faltan perfumes, aquí están el fuego de mi amor; mi corazón, más aromado que la madera del áloe, y miSigue leyendo «Ven a la alegría»

El amante envejecido

¡Oh, céfiro! Tráeme el olor de la calle en que habita. Estoy enfermo y languideciente. Ese perfume aliviará mi alma. Sobre mi desecado corazón derrama el misterioso bálsamo del deseo. Dame un poco del polvo del umbral de su puerta. Estoy en lucha con mi propio corazón. Acaba tú con el combate dándome el arcoSigue leyendo «El amante envejecido»

Poema 4

Acepta que haya sido la ebriedad la causa de mi zozobra. Y siendo así, ¿cómo puede la ebriedad ser el más digno de los estados? Dos son para mí tus estados: loca ebriedad y lucida sobriedad. En cuanto a mí, aquí sigo embriagándome y despertando. —Ḥallāǧ— *Traducción de Halil Bárcena. Tomado de: Ḥallāǧ, Dīwān, p.Sigue leyendo «Poema 4»

El hermoso viaje

Ni oro ni gloria vana me hecho llamar a esta puerta. Sólo buscaba protección contra un maligno sortilegio. Largas y penosas fueron las etapas del viaje del amor. He recorrido una ruta inmensa que desde un país, brumoso me condujo hasta aquí, donde brilla el cielo luminoso de la vida. Llevo en mí los tesorosSigue leyendo «El hermoso viaje»

La trampa del amor

Ayer por la mañana intenté beber una copa o dos, y del labio del portavasos cayó el vino en mi corazón. En la alegría de la embriaguez evocaba ardientemente a la bienamada de mi juventud, pero entre nosotros había sido dictado el divorcio. Soñé con que aun podía besar sus divinos ojos. Mi fuerza, miSigue leyendo «La trampa del amor»

Poema 35

Quietud, después silencio y por último mutismo; conocimiento, tras él pasión y tumba al final. Fango, fuego y luz; frío, sombra y después sol. Pedregal, más allá llanura y al cabo desierto; río, océano y después tierra firme. Primero embriaguez, luego sobriedad y por fin anhelo; cercanía, confluencia y al final intimidad. Estrechez, deleite ySigue leyendo «Poema 35»

Poema 99

La efusión amorosa, Señor, es un prodigio que solamente tú otorgas. En ti el tormento deviene dulzura; y el alejamiento, proximidad. Eres para mí como mi propio espíritu, mucho más amado incluso. Eres ojo para el ojo y corazón para el corazón. Y del amor tengo suficiente con saber que cuando tú amas, yo amo.Sigue leyendo «Poema 99»

Poema 105

Cualquier amor que me pueda robar el corazón que no sea el tuyo, me está vedado. Tú eres para mí vino y espíritu; eres rosa y perfume. Tú eres mi gozo, mi desvelo; eres enfermedad y remedio. De deseo en deseo la vida se nos escapa, pero solo en ti hallamos la paz. —Ḥallāǧ— *TraducciónSigue leyendo «Poema 105»