Poema 78

El hombre de Dios está borracho sin vino, el hombre de Dios está saciado sin carne.

El hombre de Dios está aturdido y perplejo, el hombre de Dios no tiene comida ni sueño.

El hombre de Dios es un rey bajo un manto de derviche, el hombre de Dios es un tesoro en una ruina.

El hombre de Dios no es del aire ni de la tierra, el hombre de Dios no es del aire ni de la tierra, el hombre de Dios no es del fuego ni del agua.

El hombre de Dios es un mar ilimitado, el hombre de Dios llueve perlas sin una nube.

El hombre de Dios tiene cien lunas y cielos, el hombre de Dios tiene cien soles.

El hombre de Dios es sabio a través de la Verdad, el hombre de Dios no aprende con libros.

El hombre de Dios está más allá de la infidelidad y la religión, para el hombre de Dios bien y mal es lo mismo.

El hombre de Dios cabalgó lejos del No-ser; el hombre de Dios está gloriosamente atendido.

El hombre de Dios está oculto, Shamsi Dīn; ¡busca y encuentra al hombre de Dios.

—Yalal Ud Din Rumí—

(n. Balj, Jorasán / m. 672 h. = 1273, Konya, Turquía)

*Traducción de Alberto Manzano.

Tomado de: Ŷalāl al-Dīn Rūmī, Poemas sufíes, pp. 86-87.

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