Al-Kindí II

La visión de la fálsafa islámica ha quedado matizado por dos eventos importantes: la personalidad de Avicena y su fama en el mundo islámico y en el occidental, y la recepción de los falāsifa musulmanes por los escolásticos latino-cristianos. Así, ha resultado engrandecida, pero a costa de perder sus exactas dimensiones, sus peculiaridades distintivas y personales, y su línea dialéctica. Conviene, pues, desde su origen, adelantar algunas observaciones. El verdadero estructurador de la fálsafa fue al-Fārābí cuyo racionalismo es evidente, tanto que sustituyó de hecho las ‘ulūm al-Šarī’a, o ciencias religiosas islámicas, por el análisis de las doctrinas sociales. En él no aparecen escritos más o menos religiosos del tipo de los visionarios o simbólicos de Avicena, ni teorizaciones sobre las coincidencias y diferencias entre la religión y la sabiduría como el Faṣl al-maqāl o el Kašf ‘an-manāhiŷ de Averroes. Si al-Fārābí es el estructurador, queda para al-Kindí el puesto de precursor; y la línea alfarabiana se continuará por Avempace y desde éste, por medio de sus discípulos, en Maimónides y en Averroes; reconociéndolo explícitamente el primero, e implícitamente el segundo […] Dicho lo anterior, la cronología obliga a reconocer que la primera formulación del pensamiento de la estricta fálsafa islámica se debe a Abū Yūsuf Ya’qūb b. Isḥāq al-Kindí, pensador del siglo IX que recibió el título de Faylasūf al-‘arab (el filósofo árabe).

—MIGUEL CRUZ HERNÁNDEZ—

Tomado de: Miguel Cruz Hernández, Historia del pensamiento islámico, vol. 1. Desde los orígenes hasta el siglo XII en Oriente, cap. 5, p. 171.

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