Amor udrí

Junto a este amor corporal se halla el amor udrí. El mundo para el poeta udrí, es una imagen diáfana de su amada. Todo en él se hace como su amor: sereno, titilante, y se despoja de su abultado y fatigoso ropaje, volviéndose espíritu. Pero la tensión entre los contrarios es fundamental incluso dentro del amor udrí. Tras compartir, hay soledad. Y si no existe nada que relacione con nosotros, nosotros no queremos relacionarnos con nada. El amante se queda demasiado. Muere solo en el desierto, como cualquier piedra. Por esto, la poesía, al igual que el amor udrí, era una corporeización de la vida en su sagrado fracaso: eterna sed, nostalgia de espíritu por el cuerpo, calor que no puede atravesar los muros del cerco. Es como si el poeta udrí se diera cuenta, instintivamente, de la innata inclinación en la mujer hacia los dolientes afligidos por el destino, y por tanto, a consolarlos y aliviar sus dolores.

—Adonis—

Tomado de: Adonis, «Introducción a la poesía árabe», en Poesía y poética árabes, cap. I, 3, p. 20.

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